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| Internet es la herramienta más rápida para obtener información. Foto: Diputación de Jaén. | 
Internet es en la actualidad la herramienta más rápida y eficaz para 
la obtención de información en la mayor parte de las ocasiones. El 
problema reside en que resulta muy difícil llegar a discernir si la 
información que se encuentra en internet es veraz o parte de un bulo o 
falso rumor escrito por alguien.
Uno de los temas donde más se nota esta falta de veracidad es en el 
sector salud. Se ha comprobado que un tercio de los bulos que circulan 
por internet tienen que ver con la salud, porque es un tema que interesa
 a todo el mundo y sobre el que es extremadamente fácil difundir 
información, aunque no esté comprobada.
Esto hace que las personas que van a consultar sobre enfermedades, 
síntomas, o cualquier otra cuestión relacionada con la salud, reciban 
una información errónea, desactualizada, o simplemente falsa e 
inventada. Algo que es igualmente preocupante para los pacientes y para 
los profesionales sanitarios, porque puede generar un estado de 
desconfianza que a la larga afecte a muchas personas.
Desde la web especializada en salud Tratamiento y enfermedades,
 aportan los pasos a seguir para comprobar si una información encontrada
 en Internet es veraz o si se trata de datos sin ningún tipo de base 
real.
Comprobar la fuente de información: es recomendable buscar la autoría
 de cualquier texto, comprobar de dónde procede, cuándo ha sido 
publicado y si se encuentra en una web actualizada. Generalmente, es 
fácil conocer la reputación de una web, y solo resultan confiables 
aquellas que cuentan con una buena reputación desde hace tiempo.
Comparar la información con otras fuentes: no basta con tomar por 
buena una información encontrada en una página web cualquiera. Es 
necesario realizar un trabajo de investigación para comparar dicha 
información con otras fuentes y comprobar si existen coincidencias o si 
se trata de una información única y difícil de contrastar.
Buscar la confirmación de organismos oficiales: siempre hay que 
buscar la confirmación de organismos oficiales dedicados a la salud para
 que esa información adquiera una mayor veracidad. No quiere decir que 
las informaciones no confirmadas tengan que ser necesariamente falsas, 
pero aquellas confirmadas serán veraces al cien por cien.
No fiarse siempre de los medios de comunicación: los medios de 
comunicación están cada vez más influenciados por la inmediatez de las 
redes sociales y de internet, por lo que no siempre se ocupan de 
contrastar la información de la forma correcta. Por eso, incluso los 
medios más importantes pueden equivocarse, así que hay que tomar con 
cautela cualquier información.
Contrastar la información con profesionales de la salud: por último, 
venga de donde venga la información, nada como contrastarla con 
profesionales de la salud para asegurarse de su veracidad. Los 
profesionales de la salud son los únicos verdaderamente capacitados para
 poder aportar una opinión acertada acerca de cualquier información 
obtenida por internet.
En todo caso, es aconsejable tomar la información con precaución, no 
alarmarse más de lo necesario y no tomar ninguna decisión relativa a 
tratamientos o soluciones sin antes consultar con un especialista, 
porque es algo que podría tener consecuencias fatales dependiendo de la 
situación.