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| Aceite de oliva en un supermercado de Lopera. Foto: Antonio Marín. | 
COAG Andalucía denuncia que el valor de los precios en origen del 
aceite de oliva sigue por debajo de los costes de producción. De este 
modo, se mantiene una práctica abusiva (de precios predatorios o 
dumping), que repercute negativamente en uno de los principales tejidos 
productivos de nuestra región.
Según los datos del Observatorio de Precios y Mercados, los precios 
en el mes de julio se sitúan un 17% por debajo respecto a julio de la 
pasada campaña y un 28% menos que en el mismo mes de la campaña 
anterior, cuando estaban entre los 3,11 €/kg el AOVE (aceite de oliva 
virgen extra) y los 3,03 €/kg el AOL (aceite de oliva lampante).
En este sentido, los precios actuales del aceite de oliva son los más
 bajos de todos los países competidores como Italia (AOVE a 4,54 €/kg, 
un 104% más alto que en España), Grecia (AOVE a 2,49 €/kg, un 12% más) o
 Túnez (AOVE a 2,36 €/kg, un 6% más), un problema que incrementa la 
asfixia económica de los olivareros andaluces.
La paradoja es que, a pesar de la gran producción española de esta 
campaña (con los datos provisionales de junio se esperan 1.786.200 
toneladas), a nivel mundial se ha reducido la producción, mientras el 
consumo se mantiene estable, por lo que toda esta producción se agotará.
 España y Marruecos son los dos únicos países que superarán las 
producciones alcanzadas en la pasada campaña, mientras que Italia, 
Grecia o Túnez se situarán en niveles productivos muy inferiores, 
llegando en algunos casos a una producción un 50% menor respecto a la 
pasada campaña.
Además, según informa AICA, hay un buen ritmo en las operaciones 
hasta el mes de mayo, con incremento de las salidas y de la 
comercialización (tanto en el mercado interior como en exportaciones). 
De hecho, entre octubre de 2018 y abril de 2019, Andalucía ha exportado 
el 75% del total del valor del aceite nacional, alcanzando los 1.298 M€,
 un 2% más que en el mismo periodo de la campaña pasada. Sin embargo, el
 volumen de aceite exportado se ha incrementado en este periodo un 27%, 
hasta alcanzar en Andalucía las 427.900 toneladas, una cifra que se 
sitúa en un 16% por encima de la media de las cuatro últimas campañas 
desde octubre a abril. Es decir, exportamos mucho más aceite, pero a 
menor cotización, a costa de bajar precios en origen a nuestros 
agricultores.
Esta situación tampoco se explica teniendo en cuenta las estimaciones
 para la próxima campaña, ya que no es previsible un exceso de oferta 
que favorezca esta reducción de las cotizaciones. Antes al contrario, 
las parcelas de secano comienzan a mostrar claros síntomas de merma de 
cosecha por la prolongada sequía y la subida de temperaturas de los 
últimos días.
Esta situación de precios irracional y de desequilibrio en la cadena 
de valor provoca una presión insoportable a un sector productivo cuyo 
tejido económico y social es esencial para Andalucía. Por eso, desde 
COAG reclamamos que se plantee como una cuestión de Estado, en la que el
 Ministro de Agricultura debe posicionarse y ponerse al frente de las 
reivindicaciones del sector (más allá de alcanzar la tan necesaria 
autorregulación del mercado a través de la Interprofesional del Aceite 
de Oliva) y emprender una batería de medidas estructurales tales como:
 
• El control de la especulación, la dotación de recursos humanos y 
materiales para inspecciones dirigidas a comprobar el origen y la 
certificación de la categoría del aceite de oliva y su pureza, evitando 
el fraude a través de las mezclas y contrastando la veracidad del 
etiquetado en relación con el producto que contiene el envase. Debe 
perseguir la venta a pérdidas con mayor beligerancia y propiciar que 
Competencia abra de oficio una investigación del mercado del aceite de 
oliva.
• Exigir que se establezcan fuertes penalizaciones al fraude, aumentando las sanciones y convirtiéndolas en ejemplares para evitar la reincidencia. Igualmente, deben aumentarse los controles de tráfico de perfeccionamiento activo que ofrecen dudas considerables en la actual situación de mercado.
• Incluir al olivar tradicional en las ayudas asociadas de la PAC y promocionar el aceite de calidad, vinculado a este modelo productivo.
• Controlar la fiscalidad de la industria y las envasadoras.
• Exigir el cumplimiento del Real Decreto 895/2013, de 15 de noviembre, por el que se establecen determinadas medidas de comercialización en el sector de los aceites de oliva y del aceite de orujo de oliva, sobre utilización de envases que no permitan el relleno.
• Trasladar a la UE la necesidad de actualización de los umbrales de referencia que permiten el desencadenamiento automático del almacenamiento privado.
• Que se revisen los módulos del IRPF a las actividades agrarias relativas al sector del aceite que han sufrido pérdidas.
 
• Exigir que se establezcan fuertes penalizaciones al fraude, aumentando las sanciones y convirtiéndolas en ejemplares para evitar la reincidencia. Igualmente, deben aumentarse los controles de tráfico de perfeccionamiento activo que ofrecen dudas considerables en la actual situación de mercado.
• Incluir al olivar tradicional en las ayudas asociadas de la PAC y promocionar el aceite de calidad, vinculado a este modelo productivo.
• Controlar la fiscalidad de la industria y las envasadoras.
• Exigir el cumplimiento del Real Decreto 895/2013, de 15 de noviembre, por el que se establecen determinadas medidas de comercialización en el sector de los aceites de oliva y del aceite de orujo de oliva, sobre utilización de envases que no permitan el relleno.
• Trasladar a la UE la necesidad de actualización de los umbrales de referencia que permiten el desencadenamiento automático del almacenamiento privado.
• Que se revisen los módulos del IRPF a las actividades agrarias relativas al sector del aceite que han sufrido pérdidas.
Sin estas medidas, el sector no cesará en sus reivindicaciones e irá a
 Madrid a exigir sus demandas como ya hizo en Jaén y en Sevilla.
Esta coyuntura de precios pone en riesgo el futuro del olivar 
tradicional, un sector sostenible económica, territorial y 
medioambientalmente, del que dependen, sólo en Andalucía, más de 300 
municipios, que genera 18,7 millones de jornales anuales y del que viven
 más de 200.000 familias.
De este sector depende además un tejido agroindustrial asociado, que 
aglutina en nuestra región a más de 850 almazaras, distribuidas por el 
medio rural andaluz. Por si esto fuera poco, el aceite es un producto de
 gran calidad, el eje de la dieta mediterránea, que contribuye a la 
gestión del territorio evitando el despoblamiento y combatiendo el 
cambio climático. Es un sector enraizado en nuestra cultura milenaria y 
una pieza importante para el turismo.