![]()  | 
| Una mujer lleva puesta una mascarilla. Foto: Pixabay. | 
El Ministerio de Consumo recuerda que, siguiendo las recomendaciones 
de la comunidad científica, las personas sanas y sin contacto con la 
COVID-19 deben utilizar el modelo de mascarilla higiénica, sin renunciar
 a las recomendaciones del Ministerio de Sanidad sobre distanciamiento 
físico e higiene. Para aquellas personas que hayan resultado 
contagiadas, tengan síntomas o sean positivas asintomáticas, se aconseja
 el uso de las mascarillas quirúrgicas.
Así, el tercer grupo -las 
tipo EPI, entre las que se encuentra las FFP2- están recomendadas solo 
para personas en contacto con el virus y para grupos vulnerables, 
siempre bajo prescripción médica.
Hace dos semanas, el Ministerio de Consumo publicó una guía con claves para la adquisición y uso de mascarillas.
 De este modo, se busca que la ciudadanía haga una compra y un uso 
responsable y consciente del producto, que se informe de qué tipos hay 
en el mercado y de cuál es el más útil para su situación personal, en 
función de su grado de contacto con el virus.
Esta guía establece 
que los Equipos de Protección Individual (EPI), de venta en farmacias y 
establecimientos especializados, son los recomendados para  
profesionales en contacto con el virus y determinados grupos 
vulnerables, siempre por prescripción médica. El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) coinciden con esta recomendación del Gobierno de España.
Cabe
 señalar que, en el caso de mascarillas tipo FFP2, es necesario que el 
usuario sea consciente de que este tipo de EPI puede dificultar la 
respiración más que las mascarillas higiénicas o quirúrgicas, por lo que
 personal no especializado puede tender a tocarlas y recolocarlas 
continuamente, con el consiguiente riesgo de contaminación. Por otro 
lado, al ser material principalmente destinado a profesionales, puede 
generar una falsa sensación de seguridad, que relaje el mantenimiento 
del resto de medidas de seguridad y prevención de imprescindible 
cumplimiento, como son la distancia física y el lavado de manos.
Por
 último, también se debe tener en cuenta que las personas que realizan 
actividades físicas o algunas personas con dificultades respiratorias 
pueden no tolerar su uso. Por esa razón, su utilización social, por 
quienes no son profesionales, debe realizarse con prescripción médica.
Consumo
 insiste en la necesidad de seguir las indicaciones y recomendaciones 
del Gobierno de España en el uso de mascarillas, contribuyendo así a la 
seguridad de toda la ciudadanía.
