La lluvia de esta primavera provocó muchos disgustos. El mes de marzo fue el más lluvioso desde que se comenzaron a tomar registros en 1947. Pero también permitió a los loperanos disfrutar de la belleza del agua. Un buen ejemplo se puede observar cerca del Paraje de San Isidro, donde renacieron arroyos como el del Pilar, que se volvieron manantiales de agua cristalina.