Los sectores ganaderos están afectados por la sequía. Foto: Pixabay. |
COAG Andalucía constata que la sequía ha tenido
consecuencias en algunos sectores productivos y que también afectará
negativamente a otros, reduciendo sus previsiones de cosecha.
Así, ya se ha comprobado que la falta de lluvia ha tenido
consecuencias en la cosecha de cereales,
que se ha visto reducida entre un 25 y un 30%. También son ya palpables las
consecuencias para los sectores
ganaderos, ya que la sequía ha reducido de manera considerable los pastos
aprovechables, obligando a los ganaderos a adelantar el suplemento de
alimentación de los animales, con el consiguiente incremento de costes de
producción. Los malos resultados en cereales también han provocado un aumento del
precio de los forrajes y se espera que lo haga el de los piensos. En el caso de la apicultura, íntimamente ligada a las floraciones, la sequía impide
el desarrollo normal de las colonias, ocasionando pérdidas de cosecha, incremento de la necesidad de reposición del
censo y debilidad frente a enfermedades. En algunas zonas de Andalucía se han
perdido las floraciones de inicio de primavera y ha sido particularmente
negativa la campaña de polen, que se ha adelantado más de quince días y ha
resultado muy escasa y pobre en su variedad.
En Jaén, las lluvias de abril fueron beneficiosas y los
pastos se encontraban en buen estado, pero la situación se está revirtiendo: las
lluvias no fueron suficientes y los pastos son escasos, lo que tiene
importantes consecuencias para los sectores
ganaderos. En olivar se está
observando caída de fruto, y corren peligro los riegos de apoyo que se dan a
final del año hidrológico por falta de agua embalsada.
Hasta el mes actual, el año hidrometeorológico puede
calificarse como muy seco desde el punto de vista de la pluviometría, sin que
ya puedan esperarse cambios significativos hasta el mes de septiembre con el
inicio de la nueva temporada de lluvias.
Destaca el mes de abril, en el que llovió un 30% por encima
de la media de referencia en toda la región, lo que permitió aliviar en parte
la sequía pluviométrica que se venía sufriendo y permitió que se aumentase la
dotación de agua para cultivos de regadío (la Confederación del Guadalquivir
decidió pasar de los 4.500m3/ha acordados inicialmente a 5.400m3/ha).
A esta situación le sucedió el mes de mayo más seco de la
serie histórica. Las escasas precipitaciones llegaron, en el mejor de los casos,
a los 10 litros por metro cuadrado y se registraron sobre todo en el tercio
oriental y en áreas de Sierra Morena. En el resto de la región las
precipitaciones fueron casi inexistentes.
Aún no contamos con los datos del mes de junio, pero podemos
adelantar que el déficit pluviométrico ha continuado prácticamente igual que en
el mes de mayo. Con estas condiciones de entrada al verano podemos prever que
la situación empeorará en los próximos meses y que es posible encontrar
problemas incluso en los regadíos, ya que debido a la imposibilidad de dejar los
riegos encuentran sus dotaciones casi consumidas antes de que empiecen las
temperaturas extremas y aumente la evaporación.