miércoles, 17 de julio de 2019

Cereales y sectores ganaderos son los más afectados por la sequía, aunque también preocupan los leñosos de secano.

Los sectores ganaderos están afectados por la sequía. Foto: Pixabay.
COAG Andalucía constata que la sequía ha tenido consecuencias en algunos sectores productivos y que también afectará negativamente a otros, reduciendo sus previsiones de cosecha.
Así, ya se ha comprobado que la falta de lluvia ha tenido consecuencias en la cosecha de cereales, que se ha visto reducida entre un 25 y un 30%. También son ya palpables las consecuencias para los sectores ganaderos, ya que la sequía ha reducido de manera considerable los pastos aprovechables, obligando a los ganaderos a adelantar el suplemento de alimentación de los animales, con el consiguiente incremento de costes de producción. Los malos resultados en cereales también han provocado un aumento del precio de los forrajes y se espera que lo haga el de los piensos.  En el caso de la apicultura, íntimamente ligada a las floraciones, la sequía impide el desarrollo normal de las colonias, ocasionando pérdidas de cosecha,  incremento de la necesidad de reposición del censo y debilidad frente a enfermedades. En algunas zonas de Andalucía se han perdido las floraciones de inicio de primavera y ha sido particularmente negativa la campaña de polen, que se ha adelantado más de quince días y ha resultado muy escasa y pobre en su variedad.
En Jaén, las lluvias de abril fueron beneficiosas y los pastos se encontraban en buen estado, pero la situación se está revirtiendo: las lluvias no fueron suficientes y los pastos son escasos, lo que tiene importantes consecuencias para los sectores ganaderos. En olivar se está observando caída de fruto, y corren peligro los riegos de apoyo que se dan a final del año hidrológico por falta de agua embalsada.
Hasta el mes actual, el año hidrometeorológico puede calificarse como muy seco desde el punto de vista de la pluviometría, sin que ya puedan esperarse cambios significativos hasta el mes de septiembre con el inicio de la nueva temporada de lluvias.
Destaca el mes de abril, en el que llovió un 30% por encima de la media de referencia en toda la región, lo que permitió aliviar en parte la sequía pluviométrica que se venía sufriendo y permitió que se aumentase la dotación de agua para cultivos de regadío (la Confederación del Guadalquivir decidió pasar de los 4.500m3/ha acordados inicialmente a 5.400m3/ha).
A esta situación le sucedió el mes de mayo más seco de la serie histórica. Las escasas precipitaciones llegaron, en el mejor de los casos, a los 10 litros por metro cuadrado y se registraron sobre todo en el tercio oriental y en áreas de Sierra Morena. En el resto de la región las precipitaciones fueron casi inexistentes.
Aún no contamos con los datos del mes de junio, pero podemos adelantar que el déficit pluviométrico ha continuado prácticamente igual que en el mes de mayo. Con estas condiciones de entrada al verano podemos prever que la situación empeorará en los próximos meses y que es posible encontrar problemas incluso en los regadíos, ya que debido a la imposibilidad de dejar los riegos encuentran sus dotaciones casi consumidas antes de que empiecen las temperaturas extremas y aumente la evaporación.