viernes, 11 de septiembre de 2020

A la espera de lluvia para corregir el estrés hídrico del olivar.

Aceituna en un olivar de Lopera. Foto: Antonio Marín.
La climatología juega un papel fundamental en nuestra agricultura, máxime en los olivares de nuestra provincia, de secano en la mayoría de los casos, o con regadíos deficitarios, tal y como recuerda Carlos Muñoz de Antonio, del departamento técnico de ASAJA-Jaén. “Desde los Servicios Técnicos de ASAJA-Jaén estamos detectando que este año las lluvias primaverales han provocado que la formación del fruto y posterior lipogénesis (formación del aceite) se haya adelantando, ya que la biosíntesis lenta (hasta endurecimiento del hueso) y la acelerada (tras el endurecimiento del mismo) se han producido en muy corto espacio de tiempo”, explica. Esta situación, unida a las altas temperaturas del verano y la falta de pluviometría, ha provocado que la planta y su fruto precisen la lluvia. Esta situación se acentúa por encima de otras campañas, teniendo en cuenta que hasta julio se observaba un buen estado vegetativo a nivel general y una muy buena formación de frutos, con buenos calibres.
“Por lo tanto, solo nos queda esperar que las lluvias otoñales sean tempranas y abundantes para corregir esta situación de estrés hídrico lo antes posible, y que podamos recolectar esa cosecha que se auguraba abundante, con unos calibres de fruto y rendimiento graso aceptables”, afirma. Y es que, considera, siendo esta situación grave, aún queda un poco de margen: “Si llueve algo entre septiembre y octubre y se mantienen unas temperaturas suaves, la planta se repondrá y el fruto aún tendrá capacidad para ganar grasa”. Así, o vienen las lluvias otoñales pronto, o la pérdida de producción de aceite será significativa.