Aceituna en un olivar de Lopera. Foto: Antonio Marín. |
La climatología juega un papel fundamental en nuestra
agricultura, máxime en los olivares de nuestra provincia, de secano en la
mayoría de los casos, o con regadíos deficitarios, tal y como recuerda Carlos
Muñoz de Antonio, del departamento técnico de ASAJA-Jaén. “Desde los
Servicios Técnicos de ASAJA-Jaén estamos detectando que este año las lluvias
primaverales han provocado que la formación del fruto y posterior lipogénesis
(formación del aceite) se haya adelantando, ya que la biosíntesis lenta (hasta
endurecimiento del hueso) y la acelerada (tras el endurecimiento del mismo) se
han producido en muy corto espacio de tiempo”, explica. Esta situación, unida a
las altas temperaturas del verano y la falta de pluviometría, ha provocado que
la planta y su fruto precisen la lluvia. Esta situación se acentúa por encima
de otras campañas, teniendo en cuenta que hasta julio se observaba un buen
estado vegetativo a nivel general y una muy buena formación de frutos, con
buenos calibres.
“Por lo tanto, solo nos queda esperar que las lluvias
otoñales sean tempranas y abundantes para corregir esta situación de estrés
hídrico lo antes posible, y que podamos recolectar esa cosecha que se auguraba
abundante, con unos calibres de fruto y rendimiento graso aceptables”, afirma.
Y es que, considera, siendo esta situación grave, aún queda un poco de margen:
“Si llueve algo entre septiembre y octubre y se mantienen unas temperaturas
suaves, la planta se repondrá y el fruto aún tendrá capacidad para ganar
grasa”. Así, o vienen las lluvias otoñales pronto, o la pérdida de producción
de aceite será significativa.