El consumo mantiene su línea ascendente, sobre todo gracias a las exportaciones, y eso hace que, después de nueve meses de campaña de comercialización, el aceite de oliva vendido ya sea más que el producido, lo que nos hace encaminarnos a unas ventas de récord absoluto superiores a las registradas en 2020, un año que ya fue histórica. Hasta junio se han vendido 1.233.510 toneladas, con una media de salidas en los 9 meses de campaña de 140.000 toneladas, y todo ello en una situación económica complicada marcada por la pandemia.
Los datos de la AICA confirman una producción acumulada de aceite de oliva de 1.387.266 toneladas; con unas existencias totales de 437.287 toneladas, lo que suponen 86.744 toneladas menos que en mayo; mientras que en los almacenes del Patrimonio Comunal Olivarero se guardan 35.089 toneladas, 9.311 menos que a 30 de mayo.
“Un mes más seguimos inmersos en una campaña de comercialización excelente, con un importante ritmo de salidas y con los precios por encima de los costes de producción. Esto demuestra que el consumo no se resiente pese a los discursos interesados que pretenden que el olivar tradicional no tenga futuro. La realidad corrobora lo que seguimos defendiendo desde hace mucho tiempo: no sobra aceite de oliva, sobran especuladores”, concluye Cristóbal Cano.
No obstante, UPA Andalucía mira con preocupación la próxima
campaña de recolección y está muy atenta a la evolución del campo, puesto que
el déficit hídrico que estamos padeciendo se ceba, principalmente, con el
olivar de secano, y podría conllevar una importante reducción productiva de no
llover en los próximos meses y, en especial, en otoño.