Un Roscón de Reyes. Foto: Antonio Marín. |
Los supermercados, confiterías y panaderías de Lopera no pararán estos días de vender roscones de reyes. A nadie le amarga un dulce... y menos si es en forma de roscón. El tradicional bollo navideño cierra el capítulo de los excesos típicos de estas fechas endulzándonos el día de Reyes. Eso sí, manteniendo la esencia de este pastel, con su sorpresa para el ganador y la clásica haba para el perdedor.
La
historia del Roscón de Reyes se remonta a la época de los romanos. En
España, donde la costumbre del roscón parece que llegó junto a los
soldados repatriados de Flandes, se popularizó bajo el reinado de Felipe
V.
Con los
años, se fue añadiendo al haba seca unas pequeñas figuritas o regalos.
Frente a la oferta industrial de las grandes superficies, adquirir este
dulce en una pastelería, panadería o confitería con obrador propio suele
ser una garantía de éxito. El bollo tradicional, adornado por encima
con azúcar y tiras de fruta escarchada, evolucionó para ir rellenándose
primero de nata -el preferido aún hoy- y más recientemente de trufa,
chocolate, crema e incluso cabello de ángel. Estos días que no falte el
Roscón de Reyes en casa.