Decenas de fármacos excluidos de la financiación disparan sus precios.
En septiembre, el Ministerio de Sanidad excluyó de la financiación pública 417 fármacos. Productos tan comunes como el Almax o el Codeisán que, desde entonces, los pacientes deben pagar íntegramente de su bolsillo. Ahora, cinco meses después de la medida conocida como el medicamentazo, decenas de estos productos han subido de precio. Ha ocurrido con el popular protector gástrico, que en la mayoría de sus presentaciones es un 30% más caro, pero también con otros fármacos como el Fortasec —para tratar la diarrea—, que ha subido un 100%; el Flumil o el Flutox —para procesos catarrales—, que han subido un 40%. Aún así las cantidades finales no son desorbitadas, porque la mayoría de estos productos no superaba los 5 euros, pero la medida, con la que Sanidad aspiraba a ahorrar 440 millones de euros, afecta a unos bolsillos ya doloridos por el aumento del copago farmacéutico.
Sacar un medicamento de la financiación pública supone liberalizar su precio. Este ya no lo decide el Ministerio de Sanidad, porque ya no lo pagan, sino el laboratorio. Un rastreo al precio de los fármacos afectados por el medicamentazo revela que al menos 65 de ellos han variado sus precios; 57 al alza. En algunos casos los importes se han disparado, como el del Daflon —indicado para los edemas y la insuficiencia venosa—, que se ha incrementado un 127%; y ha pasado de 8,8 euros a 19,98. O en el caso del jarabe Motosol, que ha subido un 184% y ha pasado de costar 2,06 euros a 5,85. La subida media de los afectados es de más del 50%.
Fuente: El País.