viernes, 2 de noviembre de 2018

El lunes se pone en marcha una nueva campaña de vigilancia en las carreteras convencionales.

Un vehículo circula por la travesía de Lopera. Foto: Antonio Marín.
Las carreteras secundarias van a ser el principal objetivo de una nueva campaña de vigilancia y control que la Dirección General de Tráfico llevará a cabo entre los días 5 y 11 de noviembre.
En esta campaña, que se inicia el próximo lunes, los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil controlarán la velocidad, los adelantamientos indebidos, la ingesta de alcohol o drogas, el uso del casco y sistemas de retención, la utilización del teléfono móvil y de auriculares durante la conducción, la manipulación de navegadores o de cualquier otro elemento que pueda producir distracción, así como la documentación del vehículo y del conductor, y en general, cualquier infracción de la normativa vigente en materia de circulación y seguridad vial.
Durante los siete días de la anterior operación de vigilancia en las vías secundarias, en octubre del pasado año, la Guardia Civil controló en las carreteras de Jaén 5.587 vehículos, habiendo formulado 400 denuncias (el 7,16% de los controlados).
Ante el inicio de esta campaña, la DGT recuerda que las carreteras secundarias son las más peligrosas, presentando una alta siniestralidad, a pesar de que su densidad de tráfico no es demasiado elevada. La provincia de Jaén cuenta con una red de 3.419 kilómetros de carreteras, de los que más del 91% (3.129 kilómetros) corresponden a carreteras convencionales.
Los conductores implicados en accidentes suelen cometer alguna infracción, con cuatro factores por encima de los demás: el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y drogas, el no uso del cinturón de seguridad y las distracciones.
Uno de los objetivos prioritarios en la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 es mejorar la seguridad en este tipo de vías a través de su diseño, especialmente para evitar salidas de la vía y colisiones frontales, apuntándose como una prioridad la puesta en marcha de medidas de bajo coste y alta efectividad para reducir el riesgo al transitar por ellas.
La misma Estrategia también busca conseguir comportamientos más seguros en las carreteras convencionales, incrementando la vigilancia y el control, con objeto de disuadir a los infractores de las normas de tráfico.