jueves, 31 de enero de 2019

La eliminación del Impuesto de Sucesiones evitará que decenas de herencias de agricultores se pierdan en Jaén.

Campos de olivar en la provincia de Jaén. Foto: ASAJA.
ASAJA-Jaén aplaude la decisión del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía de bonificar al 99% el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. La decisión se adoptó el pasado sábado en Antequera, cuando se aprobó iniciar el procedimiento para eliminar el citado impuesto en unos meses con una bonificación al 99% mientras no sea suprimido por el Gobierno de la Nación en todo el Estado. La organización agraria, que lleva años reclamando esta supresión, considera que así se evitará que decenas de herencias acumuladas tras años y años de sudor y esfuerzo en el campo, puedan pasar de padres a hijos y no se pierdan por falta de liquidez de los herederos, como desgraciadamente ha venido sucediendo en el sector agrario en los últimos años.
Luis Carlos Valero, gerente y portavoz de ASAJA-Jaén, insiste en que en Andalucía “resulta esperpéntico que heredar sea mucho más caro que en el resto de España, sobre todo teniendo en cuenta el carácter eminentemente agrario de nuestra comunidad”. Recuerda que el valor catastral de las tierras y, por tanto, los impuestos que deben pagar por recibirlas, a veces supone cifras tan elevadas que los que heredan no pueden pagarlas. “Y no hablamos de ricos ni pobres, como hacen algunos abusando de la demagogia. Hablamos de patrimonios que se han ido creando con trabajo de años y años y por los que ya se ha tributado de sobra”, añade.
Asaja Jaén opina que la supresión de este impuesto favorecerá el relevo generacional en el campo y supondrá un importantísimo paso adelante para la economía y los derechos de los andaluces. Pide que no se dejen fuera de su eliminación ningún caso, como pueden ser los copropietarios de explotaciones familiares o familiares de segundo y tercer grado, y que se incluya la retroactividad para quienes ya hayan pagado este tributo en estos últimos años. También es importante que, de forma simultánea, se corrijan algunos efectos tributarios colaterales, como que no se incremente la presión fiscal de la persona que dona vía IRPF como si hubiera recibido un ingreso.