“Sustituirlo exclusivamente por formatos digitales no solo generaría barreras de acceso a la información, sino que pondría en riesgo la salud de millones de personas, especialmente de los colectivos más vulnerables”, han asegurado durante una rueda de prensa celebrada días pasados.
En la rueda de prensa han participado Tomás Cobo, presidente de la OMC; Jesús Aguilar, presidente del CGCOF; Ana Sánchez, portavoz de OCU; José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la PMP y Carina Escobar, presidenta de la POP, que ha intervenido de manera telemática.
En la misma se ha presentado un documento de posicionamiento de las cinco organizaciones. Los firmantes advierten de que la digitalización forzada del prospecto puede agravar la brecha digital, afectando especialmente a personas mayores, polimedicadas o con escasa alfabetización digital, que dependen del formato en papel para el correcto uso de sus medicamentos.
Los firmantes se suman también a la declaración europea sobre la información electrónica de productos (ePI), publicada el 15 de noviembre de 2024, promovida por las organizaciones europeas de médicos, farmacéuticos, consumidores, personas mayores, etc. en la que se solicita a los legisladores conservar el prospecto en papel y utilizar el electrónico como herramienta complementaria
Un derecho esencial para millones de pacientes.
Solo el 55,6% de la población de la UE posee competencias digitales básicas, lo que demuestra que millones de ciudadanos carecen de los conocimientos necesarios para consultar información electrónica de manera autónoma, según un informe de la Comisión Europea sobre el estado de la Década Digital (julio de 2024). Además, un estudio efectuado por OCU en 2022 reveló que el 78% de los españoles preferían disponer del prospecto en formato en papel.
Por otro lado, el informe Health at a Glance 2024, de la OCDE, confirma que la necesidad de información sobre medicamentos aumenta con la edad debido al mayor consumo de fármacos y la prevalencia de enfermedades crónicas. Paradójicamente, son estos pacientes quienes enfrentan mayores dificultades para acceder a tecnologías digitales, ya sea por falta de dispositivos, conexión a Internet o conocimientos tecnológicos.
Por todo ello, los firmantes del posicionamiento consideran que eliminar el prospecto en papel supondría dejar atrás a una parte significativa de la población, aumentando el riesgo de errores en la medicación y afectando directamente a su seguridad y autonomía.
El prospecto en papel: una herramienta de seguridad.
El prospecto en papel no es solo una hoja informativa, sino un elemento clave para la seguridad del paciente. La información contenida en los prospectos no es un mero anexo; es una herramienta fundamental para el uso racional del medicamento. Su inclusión en el envase asegura que los pacientes dispongan de ella en todo momento, permitiendo una consulta rápida y sin barreras tecnológicas. Además, el prospecto en papel permite a los cuidadores, especialmente en el caso de personas dependientes, acceder de forma inmediata a las indicaciones necesarias para un uso seguro.
Petición a las autoridades sanitarias.
Ante esta situación, las organizaciones firmantes instan a los legisladores a:
Las organizaciones que suscribimos este documento de posicionamiento solicitamos:
- Mantener el prospecto en papel como obligación legal: este formato
debe seguir acompañando a los medicamentos dispensados en farmacias
comunitarias, lo que garantiza que la información esté siempre
disponible de manera inmediata y accesible.
- Promover medidas inclusivas: las herramientas digitales deben ser
complementarias, lo que asegura que ningún paciente quede excluido por
falta de acceso o conocimientos.
- Fomentar estudios de impacto: antes de implementar cambios
significativos en el formato de los prospectos, es necesario evaluar el
impacto real sobre los pacientes, especialmente en los colectivos más
vulnerables.
- Proteger a los colectivos vulnerables: instamos a las autoridades a
considerar las necesidades específicas de las personas mayores,
polimedicadas y con recursos limitados al diseñar nuevas políticas sobre
la información de los medicamentos.
- Impulsar campañas educativas: proponemos que se desarrollen iniciativas
que sensibilicen a la población sobre el uso seguro de medicamentos,
aprovechando tanto el formato en papel como las nuevas tecnologías.