Desde que aparecieron los teléfonos móviles, el servicio de mensajería ha sido de los más utilizados, a través de sms las parejas quedan, los amigos organizan sus fiestas, se dan buenas y malas noticias e incluso los grupos se organizan para jugar o trabajar.
Sin embargo, esto tenía un problema, había que pagar. Por ello, se empezó a usar lo que se conoce como “llamadas perdidas”, cuantas veces se oye: “me das un toque y bajo” o “si al final puedes me das un toque”. Para desembarcar en este mercado llegó la aplicación WhatsApp. Porque desde el año 2007 hasta 2010, las compañías de telefonía móvil perdieron mucha parte de los ingresos que antes obtenían por los servicios de mensajería. Concretamente, según indican las cifras, estos ingresos descendieron en un 27,7 % entre 2007 y 2010.
Una de las razones de que esto haya sucedido es que las redes sociales e Internet en general daban esta opción y, teniendo en cuenta que casi todos los usuarios tienen la posibilidad de conectarse a la red desde sus dispositivos móviles, estaba claro que los fabricantes debían virar el rumbo en lo que se refiere a los servicios de mensajería.
Así nació WhatsApp, y ahora se ha convertido en una auténtica epidemia al ser gratis. Esta aplicación tiene muchísimas cosas buenas, sin embargo, afecta directamente a las relaciones humanas, es cada vez más habitual ver en un grupo de amigos que todos están atentos a sus teléfonos y no manteniendo una enriquecedora conversación.
Sin embargo, es algo imparable, tanto que, según unos datos que ha hecho públicos Security By Default, en España WhatsApp ya ha llegado a los 10 millones de usuarios.
Porque cuando una persona quiere comunicarse con otra, para preguntar qué tal está, para comunicarle una noticia importante o simplemente para decirle cualquier cosa, ya no llamará, se lo dirá por WhatsApp.
Fuente: Muy personal 3.0.