Tres años consecutivos sin salir a procesionar en la noche del Viernes Santo. El paso procesional del Santo Entierro y la Virgen de Dolores no pudo salir de su templo ante el empeoramiento de las previsiones meteorológicas.
El agua volvió a ahogar las emociones en el interior y aledaños de la Ermita de Jesús. Numerosas personas se arremolinaron en las inmediaciones de este templo a la espera de que el cielo se alumbrara de color esperanza y finalmente pudiera salir a la calle el desfile procesional. Pero una lluvia fina y pertinaz deslució la noche del Viernes Santo loperano. A pesar del dolor, los fieles y cofrades que se daban cita en el templo, apoyaron con responsabilidad la decisión tomada por la Junta de Gobierno.
Las personas que esperaban pudieron entrar a la Ermita de Jesús para presentar su respeto a las imágenes religiosas. La desolación se extendió entre los presentes al ser el tercer año consecutivo que se quedaba sin procesionar el Santo Entierro.