Según el FMI los representantes de los trabajadores deberían aceptar una bajada salarial de hasta el 10% en dos años, mientras que los empresarios se comprometerían a aumentar la contratación de trabajadores. El Gobierno contribuiría a dinamizar el mercado laboral con una rebaja en las cotizaciones sociales que se compensaría más adelante con una subida del IVA.
Según las estimaciones del FMI, el paro caería por debajo del 20% en 2016 con este conjunto de medidas. En caso contrario, la tasa de desempleo podría seguir por encima del 25% dentro de cinco ejercicios.
Lo que no prevé el FMI, es que una rebaja de salarios conllevará también que las familias tengan menos dinero, se reducirá la renta disponible, habrá menos consumo y menos compras, las empresas reducirán sus beneficios y se volverá a contraer la economía.