Material incautado a los detenidos. Foto: Guardia Civil. |
Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han llevado a
cabo la fase de explotación de la denominada operación “MISSOURI” en la
que se ha desarticulado una organización criminal dedicada al robo en
cajeros de entidades bancarias mediante la explosión con gases. Los
integrantes de este grupo empleaban disfraces para evitar ser
identificados y material explosivo e inflamable para acceder al dinero
que se encontraba en el interior de los cajeros automáticos. En la
operación han sido detenidas seis personas. Se ha procedido al registro
domiciliario de tres viviendas y un trastero alquilado, donde ocultaban
numerosa documentación falsa (pasaportes, permisos de conducir y cartas
de identidad de distintos países) bombonas de acetileno, pinzas de
cableado, mangueras, baterías de coche y varillas metálicas, los
disfraces y las máscaras empleados en los robos, herramientas
especializadas, ordenadores, teléfonos y dinero en efectivo.
La operación se inició tras mantener una serie de contactos entre
ambos cuerpos policiales al constatar la existencia de un grupo criminal
que podría ser responsable de varios robos con fuerza cometidos en
cajeros automáticos de distintas localidades andaluzas, en los que
habrían utilizado explosivos para acceder al dinero, y que atendiendo a
su forma de actuar, podría ser obra de un mismo grupo delictivo con
cierto nivel de organización. Continuando con las investigaciones agentes
de la Policía Científica identificaron un perfil de ADN, que situaba al
principal sospechoso en un atraco cometido en una oficina de una
entidad bancaria de la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz) en el que
cuatro individuos (dos de ellos armados con una escopeta recortada y
otro con un cuchillo de grandes dimensiones), accedieron al interior y
ataron de pies y manos a un empleado y a un cliente para llevarse el
dinero en efectivo que se encontraba en las cajas fuertes.
Cabe destacar que los atracadores iban ataviados con unos disfraces y
máscaras muy característicos para evitar ser descubiertos y que
actuaron de forma rápida y conjunta, entrando en el establecimiento
aprovechando un momento de poca afluencia de público para, mediante
amenazas poder obtener el botín y huir del lugar antes de que las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad fueran alertados y llegaran al lugar de
los hechos. Asimismo, estos individuos emplearon el mismo disfraz para
cometer varios robos con fuerza en cajeros automáticos de distintas
sucursales bancarias ubicadas en varias localidades de algunas
provincias andaluzas como Jerez de la Frontera y Conil de la Frontera
(Cádiz), Sevilla Capital y Benacazón (Sevilla), Antequera (Málaga) y
Lopera (Jaén) hasta contabilizar un total de ocho robos de este tipo.
Posteriormente, las investigaciones desvelaron tras la detención de tres
atracadores en Portugal, que el líder de la organización investigada
recompuso su grupo, trayendo desde Chile a dos personas de su máxima
confianza, especialistas en el robo de cajeros automáticos mediante la
explosión con gases inflamables.
Igualmente, los agentes constataron que la organización empleaba para sus desplazamientos y labores de vigilancia sobre sus próximos objetivos, vehículos de alquiler obtenidos con documentación falsificada y a los que en ocasiones cambiaban las placas de matrícula por otras robadas. De esta forma, cometieron varios robos con fuerza en cajeros automáticos en las localidades de Jerez de la Frontera y Conil de la Frontera (Cádiz), Sevilla Capital y Benacazón (Sevilla), Antequera (Málaga) y Lopera (Jaén) hasta contabilizar un total de ocho ilícitos de este tipo. Cada uno de esos robos se llevaba a cabo empleando material explosivo e inflamable, concretamente gas de acetileno que inyectaban mediante tubos de goma en los cajeros, y empleando unas varillas conectadas a una batería de coche, como detonante del compartimento. Una vez explosionado el cajero, los delincuentes empleaban diversas herramientas especializadas como mazas, hachas, palanquetas, cizallas, cinceles o destornilladores para acceder hasta el dinero y salir huyendo del lugar en los vehículos. Tal era su que incluso fabricaban multitud de tetrápodos afilados para tirarlos en la carretera en el caso de ser perseguidos por las Fuerzas de Seguridad.
Igualmente, los agentes constataron que la organización empleaba para sus desplazamientos y labores de vigilancia sobre sus próximos objetivos, vehículos de alquiler obtenidos con documentación falsificada y a los que en ocasiones cambiaban las placas de matrícula por otras robadas. De esta forma, cometieron varios robos con fuerza en cajeros automáticos en las localidades de Jerez de la Frontera y Conil de la Frontera (Cádiz), Sevilla Capital y Benacazón (Sevilla), Antequera (Málaga) y Lopera (Jaén) hasta contabilizar un total de ocho ilícitos de este tipo. Cada uno de esos robos se llevaba a cabo empleando material explosivo e inflamable, concretamente gas de acetileno que inyectaban mediante tubos de goma en los cajeros, y empleando unas varillas conectadas a una batería de coche, como detonante del compartimento. Una vez explosionado el cajero, los delincuentes empleaban diversas herramientas especializadas como mazas, hachas, palanquetas, cizallas, cinceles o destornilladores para acceder hasta el dinero y salir huyendo del lugar en los vehículos. Tal era su que incluso fabricaban multitud de tetrápodos afilados para tirarlos en la carretera en el caso de ser perseguidos por las Fuerzas de Seguridad.
Gracias a los vestigios hallados en el lugar donde se cometieron los
robos así como a algunos datos obtenidos en relación a los vehículos
empleados durante los mismos, los agentes procedieron a la detención de
seis individuos, la mayoría de origen sudamericano, como sospechosos de
haber participado en los asaltos. Fruto a estas detenciones los agentes
han evitado la comisión de un nuevo golpe, en la localidad de Bonares
(Huelva), del que la organización ya contaba con toda la infraestructura
necesaria para el mismo.