Empresa de la alimentación en Lopera. Foto: Antonio Marín. |
La Consejería de Agricultura,
Pesca y Desarrollo Rural ha publicado en el Boletín Oficial de la Junta de
Andalucía (BOJA) las bases reguladoras de la segunda convocatoria (se lanzará
en breve) de ayudas dirigidas a las agroindustrias de la comunidad autónoma,
que sumará otros 68,6 millones de euros a los 108,1 ya puestos a disposición
del sector en 2017 para respaldar inversiones en transformación,
comercialización y desarrollo de productos. El titular del departamento,
Rodrigo Sánchez Haro, ha manifestado, en este sentido, que la iniciativa
responde al empeño por poner el máximo de recursos posibles, “y cuanto antes”,
al servicio de la modernización del tejido agroindustrial, “para que crezca,
gane competitividad, genere mayor valor añadido y, con ello, siga creando
riqueza y empleo en nuestro medio rural”.
Los incentivos, que se enmarcan
dentro del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020 y están
cofinanciados por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (75%) y las
administraciones autonómica y central (17,5 y 7,5%, respectivamente), se
distribuyen en tres líneas diferenciadas. La primera, dirigida a pequeñas y
medianas empresas (pymes) agroalimentarias, contará con una dotación de 32,5
millones de euros y la segunda, que abarca a grandes empresas del sector, con
otros 15,1 millones de euros, mientras que la asignación de la última,
orientada de manera específica al sector del olivar, se eleva hasta los 21
millones de euros. Una inyección que, como ha recordado Sánchez Haro, completa
los 51,2; los 27,5 y los 29,3 millones de euros convocados para cada una de
estas medidas en 2017, cuando, “ante el aluvión de solicitudes, triplicamos el
presupuesto previsto inicialmente”.
Entre otras acciones, con un
límite de cinco millones de euros por cada proyecto de inversión, se incluyen
la modernización de canales de comercialización y procedimientos de
manipulación y transformación, la presentación de los productos, la aplicación
de nuevas tecnologías, la diversificación de producciones, la implantación de
sistemas de gestión de calidad y la mejora de la trazabilidad y de la
eficiencia energética, así como la reutilización y el aprovechamiento de
subproductos. Se trata, en palabras del titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo
Rural, de favorecer el aumento de la dimensión de las empresas, la
diferenciación y comercialización de sus producciones, la sostenibilidad
ambiental, la innovación en el sector, la calidad y la trazabilidad y la
apertura a nuevos mercados y estrategias de comercialización.
El tejido agroalimentario
andaluz cuenta en la actualidad con más de 5.200 empresas de alimentación y
bebidas que posicionan a este subsector industrial como el más importante de la
comunidad en cuanto a empleo (más de 46.000 ocupados) y el segundo en términos
de valor añadido, tan sólo superado en este ámbito por las actividades
extractivas. En cuanto a su facturación, los registros superan los 14.000
millones de euros. Las empresas agroalimentarias aportan alrededor del 24% del
empleo, el 21% de la facturación y el 18% del valor añadido de la industria de
la región.