El olivar tiene dos momentos principalmente críticos y en los que necesita agua para su producción: el de la floración en el mes de abril y el de maduración en el mes de septiembre, por lo que estas lluvias están viniendo muy bien, sin embargo, también hay que tener en cuenta que el olivo florece en los crecimientos del año anterior.
La zona que se encuentra peor en este sentido es la de la campiña de la zona de Fuerte del Rey, hasta Lahiguera, y zonas de Arjona, especialmente olivar de riego que no ha recibido el agua suficiente en los últimos años y que es más dependiente de ella.
En estos momentos es pronto para hablar de previsiones de cosechas, ya que debe empezar la floración, que no se produzcan heladas, o días de excesivo calor que estropeen la flor, entre otros efectos meteorológicos.
Lo que sí está claro, es que si todo fuese bien, de aquí al mes de septiembre, cuando se empiecen a recoger las primeras aceitunas, se podría tener una cosecha media, una buena noticia tras dos muy malas, pero, no para lanzar las campanas al vuelo.
En cuanto a la disponibilidad de aceite, hay que tener recordar que a pesar de todas las lluvias, en estos momentos y hasta que empiece la recogida de la próxima cosecha, el aceite es el que hay y que el enlace puede ser corto si continúan las buenas salidas al mercado.
Noticia buena para el sector porque demuestra la confianza del
consumidor en un producto de alta calidad, base de la dieta
mediterránea, a pesar de la subida de precios, respecto a años
anteriores.