Algunos niños pidiendo ayer el aguilando por las calles de Lopera. |
En Nochebuena las calles de Lopera vuelven a recuperar la tradición de pedir el aguilando casa por casa. Algunos niños provistos de panderetas salen a pedir el aguilando, en una costumbre típica de la Navidad, más popular hace décadas pero que hoy todavía perdura en ámbitos rurales y, aunque en mayor desuso, en algunas ciudades.
La costumbre del aguilando consiste en que los niños (o mozos y mozas del pueblo) van a visitar las casas de familiares y de vecinos, llamando a la puerta y por lo general cantando villancicos navideños u otras canciones que hacen alegoría al propio aguilando.
Los dueños de la casa tras escuchar el villancico y las canciones les suelen dar el aguilando a los niños o jóvenes (dulces navideños como el turrón, mazapanes, mantecados, cordiales, tortas de pascua) e incluso un poco de dinero. Los que piden el Aguilando se hacen acompañar de algunos instrumentos también típicos como las zambombas, panderetas, tambores, botellas de anís que rascaban la varilla). Las canciones y villancicos prosiguen en correspondencia a la calidad y cantidad del aguilando recibido.
La costumbre del aguilando consiste en que los niños (o mozos y mozas del pueblo) van a visitar las casas de familiares y de vecinos, llamando a la puerta y por lo general cantando villancicos navideños u otras canciones que hacen alegoría al propio aguilando.
Los dueños de la casa tras escuchar el villancico y las canciones les suelen dar el aguilando a los niños o jóvenes (dulces navideños como el turrón, mazapanes, mantecados, cordiales, tortas de pascua) e incluso un poco de dinero. Los que piden el Aguilando se hacen acompañar de algunos instrumentos también típicos como las zambombas, panderetas, tambores, botellas de anís que rascaban la varilla). Las canciones y villancicos prosiguen en correspondencia a la calidad y cantidad del aguilando recibido.