Son múltiples los beneficios que caminar produce en nuestro organismo como: reforzar el sistema inmunológico y con ello, reducir el riesgo de enfermedades; prevenir la pérdida ósea; aumentar el equilibrio, la coordinación, la resistencia y la flexibilidad; mejorar el sueño; aumentar la capacidad pulmonar; controlar el colesterol y evitar la obesidad; mejorar la circulación y prevenir la aparición de varices; mejorar el humor y la autoestima con lo que contribuye a disminuir la depresión y la ansiedad entre otros.
1. Mejor poco que nada
Lo mejor para convertir la caminata diaria en un hábito es empezar poco a
poco, aumentando el número de pasos paulatinamente. No se trata de una
competición, sino de una actividad para disfrutar. Mejor caminar, aunque
sea un poco cada día, que no andar nada y llevar una vida sedentaria.
2. Elegir bien la hora y controlar el frío y el calor
Antes de comenzar a andar resulta recomendable consultar las condiciones
meteorológicas para llevar la ropa adecuada. En días de calor, conviene
salir a primera hora de la mañana o la última de la tarde para prevenir
los golpes de calor, además, hay que ir por la sombra, llevar sombrero y
agua. Si hace frío, lo más adecuado es aprovechar las horas de sol de
medio día y abrigarse bien, pero si llueve, hace mucho frío o ha helado,
mejor posponer la caminata para cuando mejoren las condiciones
climatológicas. Tanto los días despejados como los nublados hay que
ponerse siempre crema protectora.
3. Ropa y calzado cómodo
Elegir bien la ropa y el calzado es fundamental para sentirse a gusto
caminando. El calzado debe ser transpirable y estar bien ajustado al
pie. Si es necesario, el mayor puede llevar andador o bastones, que le
permitan sentirse más seguro. La ropa, por su parte, debe tener un
tejido agradable y no causar roces.
4. Un vaso de agua antes de empezar
Beber un vaso de agua antes de empezar a andar es fundamental para
hidratarse. De igual manera, realizar estiramientos, en la medida de las
posibilidades de cada persona, también puede ayudar a tener menos
agujetas. Lo ideal es iniciar a una velocidad más baja, para después
aumentar el ritmo. Además, mejor si llevamos siempre una botellita de
agua con nosotros.
5. Comenzar de menos a más
Los primeros días, el mayor puede empezar a caminar de una forma suave,
sin forzar el cuerpo, y en distancias más cortas. Posteriormente puede
ir aumentando la distancia y la intensidad del paseo, según se vaya
encontrando más cómodo.
6. Alternar los ritmos
Si el mayor tiene cierta capacidad física, alternar los ritmos lentos
con los más rápidos, o los terrenos llanos con los de cierta pendiente,
supone un gran beneficio para el organismo.
7. Combinar con otras actividades
Se puede combinar andar a diario con otras actividades, como el baile,
el aquagym o la natación, en función de la condición física del mayor.
8. Acompañados si es necesario
Si el mayor no tiene una buena movilidad, sufre pérdida de equilibrio o
presenta cierto deterioro cognitivo, lo ideal es que haya una persona
que lo acompañe en sus paseos. Otra opción es llevar un botón SOS que
permita ser atendido en caso de algún contratiempo con solo pulsarlo.
9. Tras el esfuerzo, descanso
Cuando el mayor haga un esfuerzo, es recomendable tomarse un descanso,
tanto a lo largo del paseo como una vez llega al domicilio. De esa
manera, se evitan los sobreesfuerzos y la actividad resulta más
motivadora.
Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad de TK Home Solutions, comenta: Independientemente de la edad, nunca es tarde para empezar a caminar y si podemos, hacerlo a diario, no solo mejorará nuestra salud, sino que es la mejor manera de prevenir enfermedades y combatir el envejecimiento. Por ello, desde TK Home Solutions hemos querido dar una serie de consejos para ayudar a introducir el hábito saludable de andar en la rutina diaria de los más mayores.