El estudio presentado por la AEMET advierte de que la tendencia de temperaturas más cálidas continuará durante el otoño. En el encuentro, realizado en la sede de la Agencia, la vicepresidenta ha afirmado que «el cambio climático nos presiona ya, con consecuencias inmediatas, cotidianas y de alto impacto que exigen nuevas medidas de refuerzo de nuestra resiliencia».
El carácter extremadamente cálido del verano ocupó prácticamente toda la España peninsular, con la excepción de la costa de Galicia y Asturias, el extremo occidental de Andalucía y algunos otros puntos aislados, donde tuvo un carácter muy cálido. En Baleares, fue extremadamente cálido en Mallorca y muy cálido en el resto de las islas, mientras que en Canarias resultó en conjunto muy cálido.
Se registraron tres olas de calor durante el verano. La primera de ellas, entre el 12 y 18 de junio, fue la segunda más temprana desde que hay registros. La segunda, entre el 9 y 26 de julio, fue extraordinaria en cuanto a duración (con dieciocho días, fue la segunda más larga de la serie) y extensión (afectó a 43 provincias, máximo histórico). Además, fue la ola de calor más intensa de todas las registradas en España, superando a la de agosto de 2021, que ostentaba el récord hasta ahora. La tercera ola de calor, que tuvo lugar entre el 30 de julio y 15 de agosto, fue la tercera más duradera, con diecisiete jornadas. En total, España estuvo bajo ola de calor 42 días, es decir, prácticamente la mitad del verano, superando con creces el anterior récord de 29 días, ocurrido en 2015.
Además del calor, las precipitaciones fueron escasas, especialmente en junio y julio, ya que ambos meses fueron muy secos. Agosto alcanzó un valor cercano al promedio normal en cuanto a lluvias, aunque éstas fueron de carácter mayoritariamente tormentoso. Se registraron fenómenos meteorológicos muy adversos asociados a las tormentas, como la granizada de gran tamaño registrada en Cataluña a finales de agosto y los reventones cálidos en la Comunitat Valenciana a mediados de ese mismo mes. En conjunto, el verano tuvo un carácter muy seco, con 48 litros por metro cuadrado acumulados en el conjunto de España, lo que supone un valor inferior en un 35% al promedio normal. En Baleares fue un verano seco y en Canarias, las pocas precipitaciones que se registraron le confirieron un carácter muy húmedo al verano, porque normalmente apenas hay lluvias en la estación estival.
Con esta situación, España en su conjunto terminó el verano en sequía meteorológica, situación en la que permanece desde enero de 2022, y que es más intensa en áreas del tercio oeste e interior de la mitad norte peninsular. El año hidrológico actual, que comenzó el 1 de octubre de 2021 y terminará el próximo 30 de septiembre, está siendo muy seco: con unas lluvias actualmente inferiores en un 25% al valor normal, es probable que acabe situándose entre uno de los tres más secos de la serie histórica cuando finalice.
Aunque el verano estrictamente meteorológico comprende los meses de junio, julio y agosto, en España se está constatando un alargamiento de los veranos en detrimento del otoño y, especialmente, la primavera. Se estima que, desde los años 80 del siglo XX, se han alargado diez días por década los veranos. En este sentido, cabe señalar que esta circunstancia ha estado muy presente en 2022, con un mes de mayo muy cálido y con muy pocas precipitaciones. Mayo fue más cálido que cerca del 16% de los meses de junio desde los años 60 y se llegaron a superar los 40ºC en puntos del sur de la Península.
Paralelamente, septiembre comenzó con temperaturas muy altas, también superiores a los 40ºC en el valle del Guadalquivir y cercanas a esa cifra en puntos del cantábrico oriental. Se han batido récords de temperatura para el mes de septiembre, especialmente en las nocturnas, muy elevadas sobre todo en el área mediterránea, aunque también en el Cantábrico: Menorca y el aeropuerto de San Sebastián vivieron el 14 de septiembre su madrugada más cálida desde que hay registros no solo de septiembre, sino del año completo.
La temperatura superficial del agua del mar Balear ha estado en valores superiores a lo normal de manera ininterrumpida desde comienzos del mes de mayo, y desde la primera semana de julio, también ininterrumpidamente, registra temperaturas que se sitúan en el 5% de los más elevados de la serie histórica, alcanzando un valor promedio superior a 29ºC a mediados de agosto, récord absoluto.